Para espacios de descanso y relajación, como tu habitación, se recomienda una temperatura cálida (alrededor de 3.000K). Las luces cálidas generan una atmósfera acogedora y tranquila, promueve la relajación ideal para descansar, leer, reduce el estrés y favorece un sueño reparador.

En cocinas y comedores, es importante tener una temperatura neutra (alrededor de 4.000K), ya que favorece la concentración y crea un ambiente limpio y cómodo. Ayuda a distinguir los colores y detalles, lo que es esencial para una preparación eficiente y segura.

En los baños, se recomienda una temperatura de color cálida a neutra (entre 3.000K y 4.000K). La luz cálida puede ser relajante durante un baño, mientras que una temperatura más neutra es perfecta para tareas de higiene personal, como afeitarse o maquillarse, ya que proporciona una iluminación natural y nítida.

Los espacios de trabajo como oficinas, salas de reuniones o estudios requieren una temperatura fría (alrededor de 6.500K). Las luces frías estimulan la productividad, mejoran la concentración y favorecen la alerta mental. Sin embargo, es crucial evitar temperaturas excesivamente frías, ya que pueden generar fatiga visual.